lunes, 7 de abril de 2014

Conociendo a mi mejor amigo Q.E.P.D.

Le caes mal a mi amigo... Bueno es mutuo entonces, porque también me cae mal... Pero si no se conocen, deberían conocerse y se llevarían bien porque tienen el mismo carácter. Fue la conversación que tuve con un amigo.

Así pensábamos el uno del otro antes de conocernos, pero siempre llega el día que tienes que cruzar palabras con esa persona que te cae y le caes mal, ya que el medio en el que nos desenvolvíamos era muy pequeño y teníamos amigos en común, nada mejor que en una discoteca con unos tragos para iniciar una amistad, así fue como empezó esta amistad, compartiendo aventuras de borrachera, riéndonos mucho, saliendo de día de la discoteca, cada uno acompañado de una persona, la primera locura de amistad, -digo locura, porque fue muy loco salir por la ventana del quinto piso, borracho, para entrar por la ventana de al lado para poder abrir la puerta-, fue esa, llegar a mi departamento, yo entraba a mi habitación acompañado y él tenía que entrar a la otra también acompañado, pero la puerta estaba cerrada con llave por dentro, así que no tuve mejor idea que salir por la ventana de mi cuarto para pasar al otro cuarto por la ventana, 5 pisos y la vereda de la calle era alo que veía arriba, un anécdota que quedaría siempre en nuestros recuerdos.

Nos agregamos a las redes sociales, que se convirtió en nuestro sitio favorito de jodas por muchos años, éramos una dupla a los que todos temían y con quienes se rían, todo era joder y joder sin respetar a nadie, pero siempre en buena onda.

Compartíamos los mismos amigos, los mismos gustos, nuestros trabajos de una u otra forma tenían mucho en común, nos movíamos en el medio del marketing, publicidad y eventos, hicimos muchos trabajos juntos, lo apoyé muchas veces en su trabajo, como él lo hizo en el mío.

Un día por cosas del destino tuve que ir a vivir a su departamento con mi primo, con mi inseparable primo, me alquiló 2 habitaciones (una para mi y una para mi primo), nuestra amistad pasaba a otro nivel, la convivencia, casi siempre suelen ser desastrosas, pero nunca lo pensamos así, con unas reglas por cumplir, pagos puntuales, no habría mayor problema, así fue, comenzó la convivencia, las reuniones, las fiestas, los almuerzos, las cenas, los amigos, las salidas y muchísimas anécdotas más, que hicieron que pasáramos buenos momentos, respetando el espacio de cada uno, no había problema nunca sobre llevar alguien al departamento, teníamos un código de ética de respetar ciertas cosas incluido las personas que cada uno escogía.

Pasamos muchos cumpleaños, de él, el mío, el de mi primo, celebraciones que aprovechábamos para reírnos y divertirnos con los amigos, era una convivencia muy perfecta en el grado de amistad que teníamos, pero en esta vida, nada que es aparentemente perfecto dura para siempre.

Mi mejor amigo, tuvo una decaída de salud, algo había atacado su organismo, después de un mes de estar internado en el hospital, logró salir con vida, la recuperación fue buena, seguíamos unidos, pero tuvo una nueva recaída, está vez fue grave, tuvo que dejar el trabajo, tenía que tener mejores cuidados, cuidados que jóvenes como nosotros no podríamos cumplir, eso solo lo hacen los padres, tuvo que regresar a casa de sus padres, tuvimos que dejar el departamento, mi primo tuvo que ir a casa de sus padres y yo mientras a una habitación dentro de mi oficina, era temporal, porque una vez recuperado volveríamos a buscar un nuevo departamento y volver a convivir y seguir con nuestras vidas siempre felices con la vida... Esa promesa no llegamos a cumplirla.

Unos meses después, de haberse recuperado, volvíamos a nuestras andadas, ya con más cuidado, en su cuerpo se notaba la lucha que habría emprendido contra el cáncer, que finalmente le ganó. Estuvimos juntos en las consultas, tratamiento, pero el nivel de la enfermedad era muy avanzado, finalmente tuvo su última recaída, de la que jamás se levantó como lo había hecho anteriormente.

Nuestros proyectos quedaron en stand by, simplemente partió, se fue y en aquel ataúd con sus ojos cerrados, se iban años de amistad, se iban los mejores momentos vividos, se iban risas y alegrías, se iban nuestras ganas de vivir y ser felices y hacer felices a las personas, se esfumaba esa dupla a la que todos invitaban a sus reuniones o a sus cumpleaños, se esfumaba esa dupla que siempre estaban felices y que soltaban carcajadas a las personas que nos rodeaban, contagiándolos de nuestra alegría, se fue ese amigo con el que aprendimos a vivir y respetarnos uno del otro, ese amigo que sabía que podía contar conmigo para lo que sea y yo contar con él, se fue ese amigo con los más grandes secretos míos que supo guardarlos, se fue ese amigo que peleaba con cualquiera por defenderme y por el cual yo peleaba defendiéndolo, se fue ese amigo que me ponía por encima de cualquier persona, se fue mi mejor amigo.

En la vida suelen llegar muchas personas a tu vida, él fue una de esas personas, un gran amigo incondicional, con él se fue mucha de mi picardía, de mi alegría, me costó y aún me cuesta ir a una reunión a divertirme sin que él este a mi lado ayudándome a joder a la gente y reírnos sin parar. No he vuelto a encontrar a un amigo como él, no se si encontraré a alguno, quizás no, pero sé que lo llevo en el corazón y lo llevaré por siempre, eso es indudable.

Donde quiera que estés amigo mío, algún día nos encontraremos y haremos lo que solíamos hacer acá, vivir felices siempre. Te extraño y te extrañaré siempre Christian Pizarro.

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